Con el objetivo de contribuir y abrir un
debate sobre la legitimidad de recuperar el topónimo “Aït Nsar” en substitución de Beni
Ensar, nombre actual de esta ciudad, se hace
necesario exponer las razones neutrales de esta iniciativa, y si el contexto
actual es idóneo para conseguir este pretendido objetivo.
Aït
Nzar o
Aït Unsar*. Esta
es probablemente una variante de
“Anzar” en lengua amazigh: La lluvia que querrían decir los habitantes de esta región lluviosa,
es decir, el lado expuesto a la dirección de llegada de lluvias.
La toponimia es una herencia cultural y
el origen y sentido de los nombres aluden a la evolución histórica que los
produjo.
Su estudio y su recuperación cuando exista
reemplazamiento de los originales por otros criterios, sobre todo ideológicos, es
una necesidad para revisar y corregir errores históricos y la construcción de
una sociedad respetuosa de sus culturas y sus identidades y el reflejo del
cauce común por donde debería transitar una sociedad como la nuestra.
Cómo debe ser concebida una memoria que
contribuya a la justicia social e histórica y, al mismo tiempo, a la
convivencia pacífica de identidades y culturas? No hay memoria si hay olvido.
No hay memoria sin reparación histórica y simbólica. La recuperación de los
topónimos originales es parte de esa reparación del daño causado a la cultura
amazigh por el poder dominante. Si queremos escribir una nueva historia de
respeto y tolerancia entre las culturas, es necesario que replanteemos la
versión oficial de esa historia, toponimia incluida. La historia la escriben
los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia. Esa otra historia
reclama el reencuentro con sus topónimos verdaderos.
Pero el problema no sólo es toponímico
sino etimológico. Tan importante como llevar el nombre correspondiente es saber
que significado tiene. Allí cobra sentido pleno en el presente y se convierte
en una herramienta que fortalece y fundamenta la lucha por el respeto a la
identidad.
La nueva realidad política de nuestro
país propicia un debate a fondo sobre el tema y que sería saludable que eso
suceda. Algunos dirán que esto es una manía de sabios y se equivocan de lleno:
la toponimia se sitúa en la base de la identidad. Si queremos recuperar la
memoria histórica para que enriquezca la vida democrática, es preciso tomar
cartas en el asunto.
El derecho a la libertad y el derecho a
la identidad cultural son los derechos fundamentales de los pueblos. Es hora de
asumirlos, defenderlos y promoverlos. Si queremos construir Nación, es hora de
llamar a las cosas por su nombre. Las autoridades tienen la palabra.
Por todo esto y por el tema que nos
ocupa, es importante averiguar y aportar informaciones para ilustrar las
razones que justifican la necesidad de recuperar el topónimo “Aït Nsar”.
En primer lugar, hay que destacar el
interés que despierta esta cuestión entre nuestros jóvenes, los cuales han
realizado diversas iniciativas en este aspecto, como la incorporación del
topónimo Aït Nsar en la denominación de las asociaciones que se han constituido
en los últimos tiempos, aquí podemos destacar la Penya Blaugrana Aït Nsar, la
Asociación Ihodriyan n Aït Nsar para la Cultura y el Desarrollo i la Asociación
Aït Nsar por los Derechos Humanos, o el cambio de denominación aprobado
recientemente por la Asociación Aït Nsar para la Cultura y el Desarrollo, reemplazando Beni
Ansar por Aït Nsar.
En segundo lugar, el contexto actual
propicia alcanzar este objetivo, la nueva constitución adoptada por Marruecos
el pasado año 2011, establece el amazigh como lengua oficial y componente
principal de la identidad marroquí. A la espera de la aprobación de la Ley orgánica que normalizará las etapas en que la
lengua amazigh haga las funciones de idioma oficial del estado marroquí permitirá a las organizaciones políticas y civiles solicitar la
revisión de la toponimia actual o la adopción de nuevas formulas. Hasta ahora,
oficialmente solo podía existir la fórmula árabe.
*Fuente termino Aït unsar: Tawiza.net
(Said Kamel)
Said Kamel: Profesor a la
Universidad Moulay Ismail (Meknes, Marruecos) y miembro de la Asociación de Poblaciones de
las Montañas del Mundo